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Valentin Disaster_Capitulo 7_Final

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    —Alto, Rafael, espera —decía Rumania intentando detenerlo, no quería que hiciera algo loco de lo que se pudiera arrepentir.
Buscó a Pancho con la mirada hasta que lo encontró, estaba al lado de una de las mesas de la comida, se sirvió otro vaso de ponche mientras veía con indiferencia a la gente bailar.
    —Perfecto —dijo para sí—. Rumania, necesito que me hagas un favor. No dejes que Francisco se vaya, vuelvo en seguida.
    — ¿A dónde vas? —le preguntó.
Pero hizo caso omiso de lo que dijo y salió corriendo a toda velocidad de allí.
    — "Sigh", espero que sepa lo que está haciendo.

Los dos jóvenes subían las escaleras lo más rápido que podían, a medida de que avanzaban el olor a demencia era más fuerte, entraba a sus narices e impregnaba sus laringes con una sensación picante e intensa como la pimienta. Era realmente insoportable pero aun así siguieron avanzando, por lo menos hasta que Alejandro ya no pudo más.
    — ¿Qué te ocurre? "coff" debemos seguir —le dijo Noruega.
    —No puedo… la demencia… es muy fuerte "coff", me estoy asfixiando…
    — ¡Debiste de… "coff"… pensar en eso antes de envenenar a "coff" casi un séptimo de las representaciones icónicas del mundo! —Decía colocando el brazo de Ale en su hombro— vamos, tu empezaste esto y ahora lo terminaras.
    —Perdón… no pue…
Se desmayó. El europeo suspiró, odiaba admitirlo pero era cierto, el olor de la demencia era demasiado intenso y no les permitía respirar bien, pero debían llegar a la fuente de toda esa locura a como diera lugar. Bajó a Guatemala de nuevo al primer piso, donde el olor no era tan intenso, necesitaban subir pero también respirar y no podían desactivar sus sentidos mágicos ya que era de noche, y cuando se activaban después de que se ponía el sol era muy difícil volver a "apagarlos".
     —Pero como… esperen ¡Claro! ¿Cómo no se me ocurrió antes?
Se dio prisa y salió por la puerta trasera del establecimiento.

Unos 40 minutos después:
Rafael había llegado de nuevo al lugar, había buscado por casi medio Seattle lo que necesitaba para llevar su idea a cabo hasta que al fin lo encontró. En esos momentos estaba junto con Francisco en la mesa de comida, fingiendo que lo veía mientras…
    — ¿Qué haces con ese frasco de chiles habaneros? —quiso saber, viendo cómo le ponía muchos "ajís" a una hamburguesa.
    —Nada —dijo fingiéndose el interesante.
    — ¿Cómo que nada? Ya les has puesto demasiados a esa hamburguesa, te vas a quemar la garganta —le advirtió Francisco, tratando de no babear.
Una de las claves de eso era recordar algo que les hacía falta, y Rafa sabia que para Pancho una comida no era de verdad si no tenía chile/ají, al menos la mayoría de las comidas.
    — ¿Qué? ¿Quieres uno? —dijo poniéndole más a la hamburguesa.
    —No —se negó a la oferta, fingiéndose el tipo duro.
    —Bueno, si eso dices.
Entonces, le dio un enorme mordisco. El mexicano se lamió los labios como por cuestión de inercia. Costa Rica lo miró por encima del hombro, veía como se le hacía agua la boca, su plan estaba funcionando, y para avivar más el fuego empezó a hacer ruidos de placar con su boca, como si no hubiera comido nada en días.
    — ¡Basta! ¿Qué quieres probar con esto, Morales? —preguntó procurando que no se le saliera la baba.
    —Nada —dijo de forma inocente—, yo sólo…
Pero entonces, una sensación comenzó a invadir el interior de su boca. Como dice la tercera ley de Newton, a cada acción corresponde una reacción, y en esos momentos la reacción se estaba desatando en la boca de Rafa.
    —Ay no… —suspiró el rumano observando todo desde lejos, formándose una idea de lo que pasaría a continuación.
El picante era demasiado fuerte para el paladar del Costarriqueño.
    — ¡Aaaahhhh! —Gritó— ¡Quema! —Para su suerte, la música estaba muy alta, por lo tanto los gritos de Rafael no llamaron la atención de los demás.
    —Te lo advertí, Morales —dijo apenas inmutándose de su lugar, pero se preocupó un poco al ver que la cara del joven estaba muy roja y que había empezado a sudar a pesar de que el febrero en Seattle era frio— ¿Oye, te encuentras bien?
    —Sí… "coff"… descuida, tengo que…
Sin poder decir una palabra más, se dirigió corriendo hacia el baño. "Aquí vamos" suspiró el rumano en su mente, caminando hacia la misma dirección.

El europeo llegó de nuevo al edificio, Guatemala ya había despertado minutos atrás pero seguía mareado por el olor, se sorprendió  al ver a Noruega cargando un par de cubre-bocas.
    — ¿De dónde los sacaste? —preguntó.
    —De un hospital, tuve que escabullirme adentro para conseguir unos de buena calidad.
    — ¿Por qué no fuiste a una farmacia?
    —No había ninguna cerca.
Se los pusieron y volvieron a subir por las escaleras. Al fin llegaron al segundo piso en donde estaba almacenada la utilería, se escuchaban sonidos metálicos y el rápido movimiento de un lápiz deslizándose sobre el papel, se acercaron un poco más hacia la fuente de la demencia para al fin saber que era, o en ese caso: quien.
    — ¿Prusia? —dijeron al mismo tiempo.
    —Hola, no esperaba verlos aquí —dijo sosteniendo su invento, ya había terminado de arreglarlo— ¿Juegan a los doctores?
    — ¿Tú eres el que causante de toda esta demencia en el aire? —preguntó Noruega ignorando el comentario de Gilbert.
    — ¿Y que es ese aparato? —inquirió Guatemala.
    —Bien… me descubrieron. No tengo otra alternativa que explicarles, estimados amigos ¿Ven esto? —Dijo alzando el aparato metálico— Es en lo que he estado trabajando los últimos días ¿No se han preguntado alguna vez como se podría ser la representación máxima de una emoción?
Hizo una pausa.
    —Muchos dirán que por medio del arte se pueden expresar las emociones pero eso no es suficiente para mi… no… yo necesito algo más físico y tangible. Entonces me puse pensar en cómo podría llegar a eso hasta que la respuesta llegó a mí. Con este aparato podré llegar a la demostración de esa sensación tan hermosa propagando su manifestación física en un radio de 25 metros, eso que te quema por dentro, eso por lo cual muchos han hecho que el carmesí de los cuerpos se derrame sobre el suelo y los campos de guerra...
Noruega y Guatemala supieron a que se refería: hablaba de la ira, y el elemento con el cual se relacionaba ese sentimiento era…
    —El fuego… —dijo el nórdico a media vos.
    — ¡Es una bomba! —gritó Alejandro.
    —Y todo eso con sólo apretar un simple botón… —dijo llevando su dedo hacia el interruptor.
    — ¡No lo harás! —exclamó el europeo.
Entonces, una columna de cajas llenas de utilería cayó sobre el joven de cabellos plateados.
    — ¿Qué hiciste? —preguntó Ale, era obvio que había usado la magia.
    —Era necesario, ahora tenemos que sacar a Gilbert de allí y deshacernos de la…
Antes de terminar lo que iba decir se empezaron a escuchar unas risas al otro extremo del segundo piso. Era Prusia, había aparecido allí en cuestión de segundos.
    —Con que usando magia ¿eh? —Profirió el de ojos rojos—. Qué bien, yo también puedo jugar ese juego.
    —Ahora lo comprendo —comenzó a decir Guatemala—, tu heredaste la magia del pueblo germánico ¿No es así?
    —Sí, pero puesto que tengo un hermano esa magia había permanecido dormida en mí, por lo menos hasta que comí ese chocolate… ¡Muchas gracias, querido Alejandro! ¡La magia maya sabe muy rica!
El joven se llenó de culpa al oír eso.
    —Ahora, si me permiten, tengo que ir activar mi invento.
    —No lo creo —musitó Noruega.
Los tres predijeron lo que iba a pasar después, un duelo de magia sería llevado a cabo en ese piso.

20 minutos después:
El rumano acompañaba al costarriqueño en el baño, Rafa no dejaba de hacer gárgaras con agua fría del lavabo, realmente se había enchilado con todos esos habaneros, el picante aun seguía "danzando" en su boca.
    —No fue buena idea de tu parte hacer eso —dijo el europeo desde el otro lado del baño, mientras escuchaba la música que venía desde el salón.
    —Lo sé… ¡Soy un idiota! —Gritó golpeando su cabeza con la pared— ¡Gasté valiosos 40 minutos en nada!
    —"Sigh"… no digas eso, no fue en vano ¿Que acaso no recuerdas lo que pasó cuando te pusiste rojo por lo picante?
    —Es cierto… él… se preocupó por mí… —susurró con los ojos perdidos en el vacío.
    — ¿Lo ves? —Dijo sonriéndole— No todo está perdido, hay partes de ellos que siguen intactas, aun faltan 23 minutos para la media noche, todavía hay esperanza.
    —Rumania ¿Por qué me ayudas? —quiso saber.
    — "Sigh"… por dos razones: la primera razón es que no hay muchos países con magia en este mundo, son descendientes de pueblos antiguos a excepción de mi, en total somos 9 y 5 de ellos están a punto de perderla…
    — ¿Y qué hay de los hermanos Italia, Alemania y Prusia? Ellos son nietos del imperio romano y el pueblo germánico respectivamente.
    —Pero ellos son hermanos, en esos casos no se sabe quién de los 2 hereda la magia hasta que la usan. Pero el punto es que no puedo dejar que esos 5 pierdan su magia, no quiero que seamos sólo cuatro… si encuentras una solución quizás esa misma respuesta sea aplicable a los demás y podamos hacer que vuelvan a la normalidad —hizo una pausa—, y la segunda razón es que ellos y tú me caen bien, no me gustaría que se quedaran como están… y que tú te deprimas por el resto de la eternidad a causa de la pérdida de un muy buen amigo.
    —Gracias… pero aun así me queda poco tiempo —suspiró deprimido.
    —Mm… tengo una idea… pero tendremos que esperar.

10 minutos más tarde:
El volumen alto de la música hacia que el sonido de la pelea que se estaba llevando a cabo en el segundo piso fuera inaudible para los demás. Eran Guatemala y Noruega contra Prusia, cualquiera diría que esa era una pelea muy desigual pero la verdad no era así, Gilbert era muy hábil usando la magia, aunque la mayoría de los hechizos que empleaban los tres los usaban en telequinesis, se lazaban objetos entre sí tratando de derribar al otro, aunque también hacían hechizos de tipo más complejo.
    — ¿Se rinden tan rápido? —preguntó Gilbert con tono burlesco.
Estaban cansados, Prusia era muy rápido; pero no les sorprendía, era la primera vez que usaba hechizos, por lo tanto la magia que usaba era magia nueva, fresca como el rocío matutino.
    —No… aun no… —musitó Alejandro.

Mientras tanto, abajo:
    —Bien, faltan 13 minutos para la media noche, la música cursi está a punto de empezar —decía el rumano escuchando la melodía alegre que estaba tocando el DJ—. Esta es tu última oportunidad ¿Estás listo?
    —Sí —contestó con determinación.
Cerró los ojos cerrados y respiró hondo, ya estando calmado empezó a caminar hacia Francisco, quien ahora estaba hablando con China, seguramente de acuerdos comerciales. El ritmo cambió de "movida" a calmada, era una música de fondo la cual marcó el inicio del baile en pareja.
Rafael miraba a su alrededor como poco a poco se empezaron formar las parejas mientras caminaba, el DJ puso una melodía de fondo antes de la canción oficial.
    — ¿Quieren bailar con nosotros? —les preguntaron Belice y Sealand a Jamaica y Wy.
    — ¿Saben bailar? —preguntaron al mismo tiempo.
    —Nos enseñó el mejor maestro —dijeron al unísono volteando a ver a Alemania, levantando sus pulgares y sonriéndole, el rubio les devolvió el gesto.
    —U… Ucrania —comenzó a decir Canadá con timidez— ¿quisieras… tu sabes…? Ehm…
    — ¡Por supuesto! —contestó adivinándole el pensamiento.
    —Magdalena —empezó a decir Gustavo—, me encantaría que… bueno… ¿quisieras…?
    — ¿Bailar contigo?... "sigh"… bueno, no es como si tuviera opción —suspiró recordando lo que le dijo a las chicas cuando compraron sus vestidos.
    — ¿Eso es un sí? —preguntó esperanzado.
    — ¿Tu qué crees? ¬_¬
Y algunos otros…
    —Ve~… Alemania ¿Quieres bailar conmigo?
    — (Cara de WTF?) ¡¿Qué tu quieres qué?!
    — ¡Por favor! Además, hay otros que están bailando con otros chicos —dijo señalando a otras parejas de baile  de "hombre y hombre" que se estaban formando— y no les da vergüenza, es sólo por diversión…
    —*facepalm* bien… pero es la última vez que hago algo así —musitó.
    — ¡Sííííííí!
Rafa llegó con Francisco, la melodía estaba a punto de terminar y el baile empezaría oficialmente, debía darse prisa.
    —F-Francisco… esto te sonará extraño pero… pero…
    —Quieres bailar conmigo ¿No es así?
    — ¿C-Como supiste? —preguntó Nervioso.
    —Lo adivine —contestó indiferente— "sigh"… escucha, sólo aceptaré si prometes que ya no intentaras convencerme de que en realidad soy un inmaduro ruidoso ¿De acuerdo?
    —Está bien —aceptó
Después de que se formaron las parejas la música oficial que sería el "soundtrack" del baile en pareja esa noche empezó a sonar en los amplificadores. Todos, al menos la mayoría, reconocieron esa canción de inmediato; era "Right here waiting" de Richard Marx, una de las melodías más románticas de todos los tiempos.
Todos empezaron a bailar al compás de la música, era la forma perfecta de terminar el día de San Valentín. Alfred sonreía satisfecho, su baile era un éxito.
    —Eres muy buen bailarín, Adrian —felicitó Mónaco a su pareja de baile.
    —Gracias, tu también bailas bien —le devolvió el salvadoreño el cumplido, un poco sonrojado.
    —Oye ¿Porqué Honduras nos está viendo enojado? —le preguntó la chica señalando al susodicho.
    —Por nada… —dijo sonriendo traviesamente, reprimiendo una carcajada.
    —Jamás había bailado así —le dijo Taiwán a Japón—, mucho menos en un vestido occidental.
    —Sí… yo tampoco —dijo Kiku, sonrojado.
La atmosfera del lugar era iluminada por una luz rosa, eso y la música propiciaban un ambiente ideal para besarse, pero hasta el momento ninguno de los que bailaban se había atrevido a hacerlo.
    —Esto es realmente extraño… —decía Francisco.
    —Vamos, no somos los únicos hombre bailando —dijo señalando con su cabeza a Feliciano y Ludwing.
    —No… no es eso… siento en algo extraño el pecho—le explicó— y siento que se me aceleró el pulso, creo que estoy enfermo.
Costa Rica sonrió por dentro.
    —No lo estas… créeme… —le aseguró.
    — ¿Cómo estás tan seguro? —quiso saber
    —Sólo lo sé —se limitó a decir.
Miró su reloj, ahora faltaban 7 minutos. Tenía que poner su plan en acción, si las emociones y el sentimiento de algo faltante no funcionaron entonces lo haría con los recuerdos.
    —Francisco… dime algo… ¿Recuerdas la ves en que te dejaste castigar? —le preguntó.
    — ¿De qué estás hablando? —preguntó confundido.
    —En el siglo 17… cuando Antonio nos dejó en ese convento y te castigó el cura Enrique.
    —No… no me acuerdo —espetó.
    —Claro que te acuerdas —insistió—, estabas encerrado en tu habitación y yo entré a visitarte y darte las gracias. Te dejaron sin cenar así que te traje la comida que Gustavo te envió conmigo… ¿Recuerdas?
Rafael cerró los ojos, Francisco también, como por inercia empezaron a juntar sus bocas, el pulso de ambos aceleraba a cada segundo, estaban a punto de darse un beso cuando…
    — ¡No! —Exclamó México separándose de Costa Rica bruscamente—. Morales… lo siento pero yo…
No pudo más, salió rápido de la pista de baile.
    — ¡Pancho, espera! —gritó corriendo detrás de él.
Rumania observaba todo desde lejos otra vez, pero malinterpretó la escena pensando que "el par de pichoncitos" se había ido a hablar en privado.
El costarriqueño salió y siguió al mexicano, ambos salieron por la puerta trasera al estacionamiento (el sonido de la música los hizo no escuchar la pelea mágica), Francisco estaba respirando rápido y poco profundo, como si tuviera asma, Rafael se preocupó.
    — ¿Te encuestas bien? —le preguntó, pero el joven esquivó su mirada— ¿Qué ocurre? ¿Cuál es el problema?
    — ¿Mi problema? ¡Te diré cual es el problema! ¡Tú eres mi problema! —le gritó.
El joven sintió que le quitaban el alma y la lanzaban al piso para después pisarla y escupirla.
    —Pero… pero… —titubeaba derramando un par la lagrimas— yo te…
    — ¡No! No lo digas, sé lo que dirás y déjame decirte que estás confundido… Morales, somos seres inmortales, no estamos hechos para esto. Las emociones fuertes no harán más que dañarnos. Solo somos marionetas de los humanos, no estamos hechos para esas banalidades, la diplomacia es lo único que debe importarnos y nada más…
    — ¡¿Y qué hay del amor, Francisco?!... ¿Qué hay de él? —preguntó llorando.
El joven lo miró
    —Ya te lo dije… me repugna… —musitó.

Mientras tanto:
Gilbert había lanzado una ola de energía hacia Guatemala y Noruega que los dejó aturdidos, aprovechó esto y tomó su aparató
    — ¡Gané! —celebró apretando el botón.
Empezó a sonar… Bip, bip, bip… era la cuenta regresiva.
    —Oh no… ¿Y ahora? —dijo Alejandro.
    —Es obvio… ¡correr! —gritó el nórdico.

El mexicano fue al otro lado del estacionamiento para tomar más aire mientras el costarriqueño se iba de allí, abrió la puerta que llevaba al salón, donde en esos momentos se estaban peleando Francia y Chile con cubiertos como si estos fueran armas ninjas.
    — ¡No escaparas de mi esta vez, Asmodeus! —gritó lanzándole un par de platos como si fueran dos shuriken.
Pero Manuel los esquivó a la perfección.
   — ¡Eso ya lo veremos, rana francesa! —dijo lanzándole tres cuchillos de mantequilla simulando ser unas kunai.
   — Stop! What are you doing? ¡Deténganse! —gritaba Alfred.
   —Jajajaja ¡Rafael te lo perdiste! —Reía Rumania corriendo hacia él— ¡Hubieras visto el inicio de la lucha ninja franco-chilena, fue épico…! Oye ¿Qué pasa?
No pudo decir nada, salió corriendo de allí hacia el baño.
    — ¡Oye, espera! —dijo.
Quería ir a alcanzarlo pero entonces Guatemala y Noruega entraron repentinamente a la pista de baile mientras arrastraban a Prusia por los pies.
    — ¡No! ¡¿Que hacen?! —Gritaba Gilbert— ¡Debo ser consumido por mi arte!
    — ¡Detengan la música! —gritó Alejandro.
El DJ acató la orden, todos votaron hacia ellos, hasta Chile y Francia dejaron de pelear.
    — ¡Chicos, todos tenemos que salir ahora! ¡Hay una bomba en el segundo piso que fue activaba por Gilbert y va a explotar! —decía Noruega.
    —Por favor, chicos —espetó Alfred con sarcasmo—, están bromeando… right?
El segundo piso explotó en menos de un segundo, una gran parte del techo quemándose cayó en medio de la pista de baile, por suerte no aplastó a nadie. En cuestión de instantes todos fueron presas del pánico y comenzaron a correr hacia la entrada y a las dos salidas de emergencia a los lados del salón. Pero aun seguían cayendo partes del techo, las cuales esquivaban para no terminar aplastados y quemados.
Afuera, Francisco ponía sus pensamientos en orden cuando vio la explosión, empezó a correr hacia el frente del edificio rodeando el estacionamiento cuando un tanque de gas en la parte de atrás del lugar explotó, las llamas no lo tocaron pero una parte de la pared lo golpeó en la cabeza dejándolo inconsciente.
Rafael seguía en el baño, se echaba agua en el rostro cuando empezó a escuchar los gritos, al abrir la puerta otro pedazo de techo cayó aterrizando justo en su pie izquierdo, fracturándolo, el joven cayó el piso gritando de dolor, intentó deslizarse por el piso del baño hasta la puerta de emergencia de allí pero el dolor era muy intenso, no podía moverse.

Despertó unos dos minutos después de la explosión, miró a su alrededor, todo seguía igual a excepción de que ahora se escuchaban más gritos, se levantó con un gran dolor de cabeza y corrió hacia el frente del lugar, afuera estaban la mayoría de sus compañeros naciones, lastimados, con quemaduras, llenos de cenizas o simplemente tosiendo por haber inalado mucho humo.
    — ¡¿Pero qué ocurrió?! —le preguntó a Tailandia.
    —Una "coff" bomba, en el segundo piso… Noruega nos advirtió antes de que… "coff… coff" explotara —le explicó el joven.
Volteó a mirar al sitio, estaba en llamas. Pocos segundos después salieron de la entrada Rumania en compañía de Estonia, quien lo ayudaba a caminar.
    — ¡No, suéltame! —Se quejaba el rumano— ¡Debo volver a ayudarlo!
    — ¿Qué pasó? —preguntó Puerto Rico, mientras revisaba las quemaduras de Haití.
    — ¡Costa Rica sigue adentro en el baño de hombres! —exclamó Rumania.
El mexicano sintió que su corazón se detuvo. Corrió rápidamente hacia el salón.
    — ¡México, espera! —quiso detenerlo Alfred.
Pero no le hizo caso siguió corriendo, adentrándose entre los escombros y las llamas, corría ignorando todo; el sonido, el calor, todo aquello que no tuviera que ver con llegar a donde estaba Rafael. Llegó al baño pronto, allí esta Costa Rica, tendido sobre el piso, había inalado mucho humo, perdió el conocimiento.
    —Vamos, Morales, despierta —decía agitándolo por los hombros.
No se movía y casi no parecía estar respirando, lucia como un muerto. Fue hacia la salida de emergencia del baño pero estaba cerrada con llave.
    —Mierda —musitó, la única forma de salir esa volviendo a la entrada principal.
Tomó a Rafael y corrió cargándolo hacia la entrada, esquivando el fuego y los escombros de la madera. A medida de que se acercaba a la puerta principal un recuerdo volvía a su mente.

Flashback, segunda mitad del siglo 17:
Estaban limpiando el templo del convento católico en el que Antonio los había dejado mientras iba a visitar a Romano. El cura Enrique era un hombre serio y estricto, poco amable y déspota.
    —Recuerden, niños, si encuentro una mancha haré que oren el rosario 30 veces ¿Oyeron?
    —Sí, cura Enrique —respondieron los "chibi-latinos" al mismo tiempo sin dejar de limpiar.
El religioso se fue dejando a los infantes solos con la limpieza, Rafael estaba encargado de limpiar una parte del piso, trapeaba con esmero para que no quedara ninguna mancha, entonces, por culpa de un pequeño tropezón el niño se cayó y con su trapeador lanzó un candelabro de mano hacia la enorme cruz en el centro del templo, incendiándola. Los niños corrieron aterrados del templo, cuando el fuego se hizo notable en el lugar las monjas y los frailes llegaron al templo y al ver las llamas comenzaron a traer baldes de agua.
Por suerte, el incendio lo apagaron a tiempo, las llamas sólo habían quemado la cruz. Al final, los niños estaban formados en fila horizontal frente el cura furioso. Todos temblaban.
    —Os preguntare una vez más… ¡¿Quién fue el que incendió la cruz?!
Ninguno se atrevía a responder, sabían que fue Rafa pero eran muy unidos, por eso se negaban a hablar.
    —Si no responden todo serán castigados —los amenazó
Dudaron aun más. Costa Rica no quería que los demás sufrieran por su culpa así que se armó de valor y apretó sus puños. Al ver ese gesto, México supo que iba a confesar, no quería que castigaran a su mejor amigo. Entonces, justó antes de que Rafa confesara dio un paso al frente y gritó alzando las manos:
    — ¡Viva el paganismo y el pecado! ¡Muerte a la iglesia católica! —se fue corriendo saltando entre las bancas mientras el cura empezaba a perseguirlo como perro rabioso.
    — ¡Vuelve aquí, pequeño demonio!
Unas horas más tarde, en la noche:
Rafael entró a la habitación de Francisco cargando un plato de comida, el castaño de cabello corto no tenía puesta su camisa, tenía heridas en todo el torso, varias seguían sangrando, su piel lastimada era iluminada por tenue luz amarilla de la vela.
    — ¿Francisco? —dijo abriendo la puerta por completo.
    — ¿Eh? ¡Hola Rafa! —lo saludó sonriendo como si nada hubiera pasado.
    — ¿El cura te hizo eso? —preguntó alarmado.
    — ¿Esto?... sí… —respondió apesadumbrado, pero volviendo a sonreír— Al menos al vejete de Enrique se le olvidó lo de la cruz mientras me pegaba y no los castigó a ustedes.
Rafael empezó a llorar, dejó el plato a un lado en el buro y se lanzó sobre el castaño, abrazándolo, cayendo ambos sobre el colchón de la cama.
    — ¡Francisco, perdón! —gritó hundiendo su cara en el pecho se su amigo— ¡Si no fuera tan tonto no te hubiera pegado! ¡Fue mi culpa!
    —Shh… tranquilo, todo está bien —lo calmaba— ya casi no me duele, además, si me "sacrifiqué" fue para que ni tu ni ninguno de nuestros amigos llorara, no hagas que mi esfuerzo sea en vano ¿Sí? —dijo con una sonrisa.
Después de calmar a Rafa los dos se sentaron en la cama.
    —Oh, cierto, Gustavo te envió esta comida —recordó dándole el plato—, oyó que el cura te dejó sin cenar y me dijo que te la enviara.
    — ¡Genial! Tengo hambre —dijo tomando un bocado— ¿Y qué dice Gustavo?
    —Dice que eres un idiota —contestó.
    —Oh… -_-U
    —Un idiota muy valiente —completó Rafa.
    —Ah, ya veo… Qué bueno —se alegró tomando otro bocado.
Fin del flashback.

Estaba a diez metros de la puerta.
    —Vamos, Costa Rica, resiste… —decía recordando más cosas.
Seis metros:
    —Podemos hacerlo, Morales, sigue con vida… —algo empezaba a despertar en él.
Dos metros:
    — ¡No te mueras, Rafa!
Cruzó, los bomberos y las ambulancias habían llegado, empezaban a apagar el fuego y atendían a los heridos por quemaduras, por alguna rara coincidencia todos los que comieron un chocolate habían sufrido quemaduras. El mexicano tendió al joven de ojos grises en el piso.
    — ¡Vamos, respira!
Pero no reaccionaba, seguía inmóvil como un muñeco de trapo. Sólo había una cosa por hacer: el castaño le tapó la nariz y empezó a darle respiración boca a boca. Siguió haciéndolo por unos minutos más hasta que el costarriqueño empezó a moverse.
    — ¿Rafa…?
    — "Coff"… "Gasp"… "ungh"… ¿Francisco? —masculló mirándolo.
Miró con más atención sus ojos. El joven vio que eso que le faltaba se reflejaba a través de sus globos oculares… esa esencia que pareció desvanecerse pero que ahora estaba de vuelta… su alma.
    — ¿Pancho? … ¡Pancho! —exclamó llorando de felicidad rodeando su cuello con sus brazos.
Era él, había vuelto. TODOS habían vuelto… y recordaban todo con sumo detalle.
    — ¡¿Pero qué rayos…?! ¡Estuve derrochando toda la quincena! —exclamó Suiza a punto de sufrir un infarto.
    —Y yo tocando rock metal como si no hubiera un mañana —dijo Letonia.
    —Yo igual —espetó Finlandia.
    —No puedo creer que fui un pervertido todo este tiempo —masculló Chile, perturbado.
    — ¡Arthur, regrésame mis cosas! —gritó Bolivia.
    — ¡Tu regrésame mis 3500 euros! —exclamó Inglaterra.
Todos volvían a la normalidad poco a poco, Alejandro se dio cuenta de lo que había pasado, el fuego era la clave, no sólo representaba la ira, si no la pación… la carne debía ser tocada por la pación en forma física, es decir, el fuego. Rafael también lo descubrió.
    — ¡Prusia, idiota! ¡¿Cómo pudiste activar una bomba?! —le gritó Hungría.
    — ¡Un momento! —Espetó Gilbert— Esto nunca hubiera pasado si México no nos hubiera dado esos chocolates.
    —Es cierto —comenzó a decir Grecia— no es coincidencia que nos hubiéramos puesto como locos después de haberlos comido.
    — ¡Oigan, no me echen la culpa! —Reclamó Pancho levantándose junto con Rafa— ¡Yo no los hice, me los encontré! ¡Tengo a Puerto Rico como mi testigo!
    — ¿Entonces quien fue? —preguntaron Uruguay y Paraguay.
    —Yo puedo aclarar eso —dijo Alfred.
Corrió hacia su auto y volvió con una caja de regalo.
    —Me encontré la caja de los chocolates antes de que la tiraran a la basura, como quería hacer un regalo antes de que se me ocurriera lo del baile pues no quería ahorrar en el regalo pero si en la envoltura, así que use esta caja para el obsequio de esta noche. En resumen: quizás en la caja allá una pista del culpable.
El rubio abrió la caja y sacó el regalo que estaba envuelto en un pañuelo, poniéndolo sobre el cofre de una ambulancia, examinó la caja y vio dentro de ella algo que no había notado antes, sacó ese objeto peculiar con cuidado.
    — ¿Una moneda? —preguntó Bielorrusia.
    —No es sólo una moneda —espetó Alfred— es un… quetzal de Guatemala…
Todos los que comieron un chocolate (excepto algunos pocos) voltearon a ver a Alejandro con ira.
    — ¡Así que fuiste tú! —exclamó Italia del sur.
    — ¡Tu nos envenenaste a todos! —dijo Francia.
    — ¡Estuvimos así durante varios días por tu culpa, boludo! —gritó Argentina.
    — ¡kol-kol-kol-kol-kol-kol-kol-kol....!
    —Ch... Chicos, déjenme explicarles...
    — ¡A ÉL! —gritó Islandia.
Todos ellos (sin importarles el dolor de sus quemaduras) comenzaron a perseguirlo por la calle.
    — ¿No lo vas a perseguir tu también? —preguntó Rafael.
    —No, creo que ya tiene suficiente con las golpizas que les darán ellos —suspiró— "sigh"… Rafa… respecto a todo lo que te he dicho estos días de febrero… yo…
    —Tranquilo, no eras tú del todo —lo calmó—, está bien, no te preocupes.
    — ¿En serio? Te traté como balón de fut-bol, con la punta del pie…
    —Sí —aseguró sonriendo.
    —Gracias… bueno, creo que debemos ir a una ambulancia. Tienes escombro en el pie, de seguro te cayó parte del techo encima ¿No es así?
    —Buena deducción —dijo Rafael recordando como los demás habían vuelto a la normalidad— Oye… Pancho ¿Te quemaste?
    —No —respondió— me hice unos golpes pero  no me quemé.
Rafael abrió más los ojos… Francisco había vuelto a la normalidad y no se había quemado, lo cual quería decir que "recuperó su alma" al estar su vida en peligro. Se limpió un lagrima del rosto, era de felicidad…
    —Rafa ¿Estás bien?
    —Sí, no te preocupes. Vamos a la ambulancia, el pie me duele mucho.

Al final, a Rafael le enyesaron el pie y fue a la casa de Francisco, pasó el resto de la noche con él y juntos vieron el amanecer del 15 de febrero del 2002 en el techo de la casa de Pancho.
Venezuela y Nicaragua fueron a tomarse un café después del incendio. Perú dejó su lado Yandere y Colombia volvió a ser alegre. A Puerto Rico le siguió gustando la poesía.
Arthur le regresó sus cosas a Rosaura y ella le devolvió su dinero. A Suiza y Austria casi les dio un infarto al ver el total de todas las cosas en las que derrocharon. Hungría y Liechtenstein dejaron de ser armadas y peligrosas. Paraguay y Uruguay dejaron su obsesión por la limpieza.
La lucha franco-chilena terminó en empate. Finlandia y Letonia regresaron a ser como eran pero desarrollaron un gusto por todos los tipos de música rock. Los demás volvieron a la normalidad y retomaron sus rutinas de siempre. El regalo de la caja que Alfred uso resultó ser para Vietnam, era un collar de plata con un adorno de oro y una piedra que le correspondía a Leo en el zodiaco. No es que Kim-ly fuera leo, sino que su nombre significaba León Dorado.
Y Guatemala… terminó con tres costillas fracturadas, la pierna derecha rota, varios moretones, el ojo izquierdo morado, una mano enyesada y necesitó una transfusión de sangre. Pasó varios días en un Hospital de Seattle, cuando su jefe le preguntó que pasó le dijo que tuvo un accidente, si le decía lo de los chocolates le hubiera hecho una prueba de antidoping.
Oh sí… ese fue un 14 de febrero que jamás olvidarían.
Oh yeah, son las 8:30 de la noche aqui donde vivo pero lo terminé! el ultimo capitulo, ¡lo logré! lo subí el mero día de San Valentin :heart:

O sí... bueno, fue lindo mientras duró :D esperó que les haya gustado, si les gustó comenten, y gracias de nuevo por los favs, comentarios y views :) perdón si hay errores de ortografía

Como ya saben hetamerica es de :iconnennisita1234: y brasil es de :iconlokiescape:

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Comments5
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kirycarla's avatar
prusiia qliaO XD !!! lo amooooooooooooooooooooooo ................. están sexy de genio terrorista
chile y argentina 1313
Monaco CAMPEONA 13131313
noruega ;u; eres tan buen hermano
guatemala XD
U.S.AxVietnam TTuTT CADA VEZ ACERCAN MÁS SUS CORAZONES <3
Francis volvisteeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
chile ;u;
grecia te amoooooooo eri reeeechistoso wn
y seychelles ???
holandaxphillipinas 1313131313